Disfrutar en familia, con los amigos y colegas, descansar, celebrar la fecha patria supone un positivo cambio de ánimo en septiembre. No obstante, este ambiente festivo, junto con la llegada de la primavera y el alargamiento de los días, cambia la predisposición de las personas hacia su entorno familiar y laboral, y puede transformarse en estrés, ansiedad y hasta tristeza.
Desde el ámbito del trabajo, en el Instituto de Seguridad Laboral (ISL) alertan sobre los llamados estados de ánimo distróficos (emoción desagradable o molesta, como la tristeza -depresión- ansiedad, irritabilidad o inquietud), cuyas causas varían según el contexto y la situación particular que cada individuo atraviese, y que aumentan con las celebraciones como las de fiestas patrias.
Las pocas horas de descanso, sumadas a las múltiples actividades que se superponen por estas fechas, inciden en gran medida en este problema.
Se trata de situaciones abordadas en distintos trabajos de investigación en el mundo que analizan la tendencia a la depresión, a la irritabilidad y a la ansiedad que se observan en las faenas en períodos que debieran ser alegres.
Entre las principales causas que la experta sicosocial del ISL, María Soledad Elizalde, mencionó como parte de las identificadas por los especialistas como sensaciones que generan las festividades, y que son, más o menos, coincidentes en la mayoría de las personas, figuran las siguientes:
- Expectativas irreales sobre la festividad: la mayoría de las personas tiene una representación exageradamente optimista de las fiestas patrias. Suele asociarse con celebrar con la familia y los amigos en un ambiente perfecto.
- La organización de los festejos: detrás de las grandes reuniones de celebración hay alguien que debe hacer todo el trabajo preliminar de organizar, decorar, hacer la compras, cocinar, entre otros aspectos. Sumado a ello, el cierre de las escuelas, los encuentros sociales y las despedidas de año que se vienen con rapidez en los meses que siguen suelen aumentar las exigencias. Entonces, en lugar de disfrutar, estas personas terminan abrumadas y estresadas.
- Discusiones o conflictos familiares: En casi todas las familias y trabajos existen conflictos que suelen intensificarse por el incremento de encuentros entre compañeros y familiares. Es por esto que es común que algunas personas se sientan en la obligación de compartir con alguien con quien no hay una buena relación o al que no suelen frecuentar durante el año. Y aunque no haya una fuente obvia de desacuerdos o conflictos, el sólo hecho de pasar, en un período de tiempo tan corto, mucho tiempo con gran parte de la familia puede ser estresante. O con otros compañeros de trabajo no habituales.
- Problemas financieros: El gasto en comida y transporte también pueden hacer de estas fiestas un momento estresante, en especial para aquellos que están atravesando problemas económicos o de desempleo. En este punto, vale recordar lo que se comentó antes sobre las expectativas de la temporada y tener en claro que éstas no siempre se van a adaptar a la realidad. Se trata de fechas en el calendario y es preciso reconocer si en este momento no se dan las condiciones para tener una celebración de ensueño.
- Las ausencias de seres queridos: suponen una de las principales causas de estrés en las festividades y pueden ser muy difíciles para una familia que recientemente atravesó una separación, un divorcio, una mudanza o el fallecimiento de alguien muy querido. Estar atravesando ese proceso de duelo hace que las festividades profundicen más las heridas emocionales. Por ello, hay que reconocer que los sentimientos displacenteros son normales y que está bien sentirse triste o solo. En este punto, según los expertos, es conveniente evitar el aislamiento, ya que compartir con otros seres queridos y participar en diversas actividades puede evitar ese sentimiento de soledad.
- Hábitos alimentarios poco saludables: los hábitos alimentarios y excesos ocurridos durante estas fechas también inciden en la aparición del estrés. De hecho, no es extraño que algunas personas se refugien en las comidas altas en calorías y en el alcohol para intentar calmar el estrés y la ansiedad. Y aunque en apariencia, y de forma momentánea, estos alimentos disminuyen la sensación de estrés, más tarde es esperable que se produzca un efecto rebote y las emociones negativas se intensifiquen.
- Excesivo consumo de alcohol: si el consumo de alcohol y otras drogas es habitual, suele aumentar en estas fechas. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que puede afectar el equilibrio químico del cerebro y alterar el estado de ánimo. El consumo excesivo de alcohol puede disminuir la producción de serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo y la ansiedad. Hay un falso mito sobre los efectos relajantes del alcohol. Puede reducir momentáneamente el estrés o el nerviosismo, pero en realidad tiene un efecto rebote, pudiendo “engancharnos” y provocando más ansiedad.
“Si bien el estrés es una sensación normal, puede afectar la salud. El estrés a largo plazo puede contribuir o empeorar distintos problemas de salud, incluidos trastornos digestivos, dolores de cabeza, trastornos del sueño y otros síntomas. El estrés puede empeorar el asma y se ha relacionado con la depresión, la ansiedad y otras enfermedades mentales”, advirtió Elizalde.
La profesional subrayó la importancia de “prestar atención a cómo lidiar con los eventos de estrés menores y mayores para saber cómo manejarlo y cuándo buscar ayuda”.
Y, en tal sentido, expuso algunas recomendaciones para prevenir que estas fiestas nos amarguen:
- No se puede hacer todo en estas fiestas. Priorice sus actividades y no se olvide de incluir el descanso y el sueño. Su cuerpo y mente necesitan tiempo para recuperarse.
- No salga para olvidar. Si tiene problemas, el alcohol no le ayudará a solucionarlos. Siempre es mejor el diálogo y los vínculos antes que la desconexión.
- Conéctese con sus necesidades, sus afectos y emociones. Disfrute de esta celebración respetando los límites y cuidando su salud y la de los demás.
En este dieciocho no hay nada más importante que su salud y la de los demás. Disfrutar estas fiestas no debiera implicar riesgos, ni en familia, ni en el trabajo; sin embargo, el consumo de alcohol en exceso podría socavar nuestra seguridad y terminar incluso involucrando a más personas en este escenario alegre, pero también de mayor riesgo