El fentanilo es una droga que genera preocupación en la opinión pública, debido a sus letales consecuencias y a la alta probabilidad de que se masifique su consumo ilegal en Chile. El Prof. Mario Rivera Meza, adscrito al Departamento de Química Farmacológica y Toxicológica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, de la Universidad de Chile, nos entrega detalles de los efectos y la alta dependencia que genera esta sustancia.
El fentanilo pertenece a un grupo de fármacos denominados opioides. Son analgésicos que se obtienen de manera natural de la amapola o adormidera. El más conocido es la morfina. Dentro de este grupo, aparte del fentanilo, podemos encontrar a la heroína, oxicodona y metadona. Estas drogas se caracterizan por bloquear a nivel de la médula espinal la transmisión del dolor.
¿Por qué generan adicción?
Porque son capaces de estimular una zona del cerebro que se llama el área de la recompensa. Al consumirlas generan un efecto placentero. “En pacientes que están sometidos a un uso crónico de estas sustancias es fácil que genere adicción. En el caso del fentanilo es 100 veces más potente que la morfina. Tiene una acción muy rápida. Un efecto placentero intenso”, sostuvo el académico. “Mientras más corto sea el efecto de la droga está comprobado que es más adictivo”, agregó el especialista.
El fentanilo en Chile es una sustancia sujeta a control legal, su dispensación se realiza bajo receta cheque y se utiliza en condiciones dolorosas intensas, como intervenciones quirúrgicas, partos y postoperatorios. Su disponibilidad principalmente es como fármaco inyectable a nivel hospitalario.
El fentanilo ha ganado un triste récord en Estados Unidos, debido al número de intoxicaciones con resultado de muerte que ha desencadenado. Los opioides pueden ocasionar paro respiratorio, ya que inhiben el centro cerebral que controla la respiración.
En Estados Unidos el fentanilo se comercializa de manera ilegal en formato polvo, coloridas pastillas e inyecciones. Al ser mezclada con alcohol sus efectos se pueden ver más potenciados. Existe un antídoto que es utilizado actualmente en Norteamérica, cuyo nombre es naloxona. “Compite con el fentanilo a nivel del sistema nervioso central para unirse al receptor opioide. Lo desplaza de su unión al receptor. Hoy las ambulancias, policías y bomberos lo usan en Estados Unidos para ayudar a la sobrevida de los pacientes con sobredosis de opioides. Se administra de manera intranasal”, reflexionó el profesor Mario Rivera.
El efecto placentero de la “droga zombie” es muy rápido e intenso. Sin embargo, después de su administración sobreviene un síndrome de privación, con efectos negativos, como disforia y malestar general. Llega un momento en que los/las adictos/as vuelven a consumir no por obtener el momento placentero, sino para dejar de sentir los efectos adversos tras el consumo. “Para aliviar la dependencia del fentanilo, se pueden usar opioides de menor potencia, como la metadona o antagonistas opioides inyectables, como la naltrexona”, complementó el Prof. Rivera.