El pasado lunes 18 de marzo, la Región de Coquimbo fue declarada zona de Riesgo Sanitario por la escasez hídrica, una grave situación provocada por la sequía que se arrastra en la zona desde hace más de una década y que también afecta a otras zonas del país. Esta tendencia es parte de lo que alerta la “Actualización del Balance Hídrico Nacional“, un trabajo liderado por académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la U. de Chile que advierte sobre la fuerte reducción del recurso hídrico presente y futuro, en base a distintos modelos de clima global.
Es por ello que, en el marco del Día Mundial del Agua, que se conmemora este viernes 22 de marzo, especialistas de la Universidad de Chile pertenecientes a distintas disciplinas aseguran que la situación es crítica y que, de acuerdo a las proyecciones, empeorará a futuro. Por lo mismo, enfatizan que una de las principales medidas para hacer frente a este escenario tiene relación con mejorar la gobernanza de este recurso.
María Christina Fragkou, académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y coordinadora académica del Programa Transdisciplinario en Medio Ambiente de la Universidad de Chile (PROMA), es enfática al señalar que ningún año húmedo y lluvioso puede dar la tranquilidad de que ha pasado la crisis hídrica. “La crisis que hemos vivido estos últimos 14 años tiene un factor relacionado con la sequía. Efectivamente no ha llovido y hay temperaturas más altas, y eso hace que haya mucho menos disponibilidad de agua para todos los actores y todos los usos”.

Coincide con esta observación Pilar Barría, académica de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, experta en gestión de recursos hídricos, quien agrega que hay un impacto agregado a lo largo de los años por la falta de acumulación de agua en el suelo, en los glaciares y en los acuíferos, que han ido disminuyendo paulatinamente y que esta pérdida no se recupera solo con un año lluvioso.
Si bien el año pasado hubo mayores precipitaciones, también ocurrió que los eventos de mayor magnitud sucedieron en periodos cortos, con alta intensidad, lo que no contribuye a recuperar almacenamientos. No se infiltra en los acuíferos, más bien escurre de forma rápida. No fue de gran ayuda para paliar la sequía del país. En el norte, Tercera y Cuarta región, los embalses se encuentran con mínimos históricos de acumulación y la zona central del país depende de las lluvias, por tanto, la situación es delicada”, comenta la profesora Barría.
A esto se suma, -agrega la Dra. Fragkou- factores estructurales. “Por un lado, tenemos un modelo extractivista y una mala gestión de agua, que ha llevado al agotamiento de las fuentes, y -por otro lado- el Código de Aguas y la privatización de los recursos, que han resultado en el acaparamiento de los derechos de agua. Ninguna infraestructura y ningún año lluvioso va a corregir esta triangulación de factores en Chile, sobre todo respecto de los factores estructurales que no van a terminar pronto”.