En una decisión de primera instancia, Nicolás Zepeda había sido condenado a 28 años de prisión por el homicidio y desaparición de la joven japonesa, Narumi Karasaki.
No obstante, la defensa del acusado, quien ha mantenido su insistencia en la inocencia desde la desaparición de su expareja, presentó una apelación contra la sentencia. Este recurso condujo a la apertura de un nuevo juicio, que dio inicio el pasado 4 de diciembre.
Durante el proceso, se evidenciaron cambios en las declaraciones de Zepeda. Inicialmente, afirmó que su viaje a Francia a finales de 2016 tenía motivos académicos. Sin embargo más adelante, reconoció que, en realidad, su visita a Europa estaba destinada a encontrarse con Narumi.
La japonesa, de 21 años, desapareció el 5 de diciembre de 2016 en Francia, donde se encontraba para cursar estudios en la Universidad de Franco Condado.
Zepeda fue la última persona en tener contacto con Narumi Kurasaki mientras aún estaba con vida. Ambos estuvieron juntos en la habitación de estudiantes de la residencia universitaria Théodore Rousseau, situada en el campus de La Bouloie en Besanzón.
“¡No maté a Narumi!”. Esas fueron las últimas palabras de Nicolás Zepeda previas a la sentencia que recibió en la jornada de este jueves, en donde el tribunal lo condenó por la muerte y desaparición de la joven.
En la audiencia, después de pronunciar el veredicto, la justicia ha dictaminado que Zepeda está obligado a abonar una significativa indemnización a la familia de la joven y a su entonces novio en el momento de su desaparición.
Según se dio a conocer, el condenado deberá pagar 60.000 euros a los padres de Kurosaki por los daños y perjuicios causados, 50.000 euros a cada una de sus hermans (son dos) y 5.000 euros para Arthur del Piccolo.