La temporada de verano es una época siempre compleja para la zona centro y sur del país debido a los incendios forestales. Durante el pasado mes de febrero, ocurrió una serie de siniestros con múltiples focos entre las regiones de O’Higgins y Los Lagos. Para el próximo verano, en tanto, la proyección ya tiene trabajando a las autoridades, que han definido medidas de prevención para anticiparse y prevenir el desarrollo de grandes incendios, principalmente por los anuncios de altas temperaturas y olas de calor.
¿Existe un vínculo entre los incendios forestales y las altas temperaturas?, el académico del Departamento de Gestión Forestal y su Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Miguel Castillo, explica que “cuando las temperaturas son inusualmente altas, pero no prolongadas en el tiempo, como una ola de calor, no necesariamente es una relación causa-efecto con la ocurrencia de incendios forestales. Ahora bien, si las temperaturas son sostenidamente altas, cosa que se está haciendo muy frecuente en la zona centro-sur de Chile, es más factible que esté asociado a una mayor probabilidad no tanto de ocurrencia de incendios forestales, sino de una propagación más violenta del fuego”.
“Otro efecto de las altas temperaturas sostenidas es una disminución también sostenida de la humedad del combustible, en este caso del combustible fino y de aquel combustible que está seco. El aumento o las temperaturas elevadas sostenidas por varios días o varias semanas sí podría aumentar la probabilidad de que los incendios que se sucedan puedan ser más agresivos. No está tan relacionado con el numero de incendios, porque hay una estadística que da cuenta de que, independiente de las temperaturas, hay un efecto causal de la actividad humana muy marcado”, señala el académico.
Invierno lluvioso: ¿Aumentan los incendios?
Por otra parte, el profesor Miguel Castillo indica que el hecho de que este año haya sido un año lluvioso “influye en la condición de la vegetación combustible. Al haber más lluvias, existe una mayor acumulación de humedad de los tejidos vegetales por efecto de la desecación, es decir, en periodos posteriores a las lluvias. Cuando aumenta la radiación solar y comienzan las temperaturas sostenidamente más altas, existe una mayor evaporación, pero sobre una carga mayor de combustible porque existe una mayor regeneración, es decir, combustibles nuevos, regeneración de pastos, renuevo de matorrales, una mayor carga de vegetación combustible que la que había antes de lluvia. Esa carga de vegetación nueva en proceso de pérdida de humedad se mezcla con la vegetación vieja antes del incendio, es decir, la vegetación que no se quemó en incendios anteriores”.
“En Chile, si hay un problema que es de cuidado es justamente la gestión de combustible, porque resulta que en periodos de verano existen calendarios de quemas controladas y quemas prescritas. Estas acciones sobre el combustible deben ser bastante estudiadas como condiciones previas y en ventanas meteorológicas, es decir, condiciones favorables para poder hacer el encendido. El problema es que en condición de peligro o de alta probabilidad de ocurrencia de incendios normalmente estas quemas prescritas no se autorizan por razones obvias. Pero, independiente de si haya un incendio intencionado o no por mal uso del fuego, porque pueden haber otras causas, el hecho que haya llovido mucho aumenta la condición de propagación del fuego porque tiene mayor carga de combustible nuevo, la que se suma a la carga de combustible de años anteriores que no se alcanzó a quemar”, advierte Miguel Castillo.
El especialista en incendios forestales de la Universidad de Chile valora que se haya aumentado el presupuesto público destinado a protección para este verano. No obstante, asegura que quienes quieren prevenir incendios en las zonas donde viven deben “aprender de las experiencias. En 2017, estos tremendos incendios que hubo, incluso en esta última temporada, mucha gente rural aprendió que había que prepararse de mejor manera frente a los incendios muchas veces no esperando el apoyo del aparato estatal”.
“Si uno vive en una zona donde ya han ocurrido incendios forestales, lo que hay que hacer es organizarse a nivel de juntas de vecinos, que es lo que se tiene más a la mano, y determinar de qué manera se pueden reforzar los mecanismos de atención y de prevención y, si no los hubo, empezar a montar planes locales de protección”.