Según la ONU, los niveles de agua están bajando tanto, que en 5 años los cubanos se irán caminando a Miami. La gravedad de la sequía es brutal, al punto de que el diputado Alinco le está rezando a Jesús para que transforme el vino en agua. Y si usted estima que incurro en una hipérbole, permítame contarle que hace un par de días, el gigante mundial de los licores, Digeo, advirtió que la crisis hídrica amenaza con una sequía de bebidas alcohólicas. Nos quedaremos sin mojitos. Apostaría que eso fue lo que Hemingway vislumbró antes de coger su escopeta Boss calibre 12.
Hasta hace poco, concebir un planeta sin piscolas resultaba más inimaginable que sorprender a dos sirenas chapoteando en el río Mapocho, o ver a un preso con pelo y sin tatuajes en una cárcel de Bukele, o descubrir a vecinos venezolanos escuchando la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler. En una década desaparecerán los lagos, lagunas, arroyos, y Ponce Lerou se quedará sin “Cascadas”. (Espero que no, porque le estoy vendiendo una asesoría sobre la incidencia del litio en la angustia de Kierkegaard).
Este apocalipsis climático desata las peores pesadillas, como la que soñé ayer: estaba invitado al programa La Divina Comida y los otros comensales eran Hotuiti, Karol Dance, y Sylvia Plath. Por alguna razón, Sylvia decidió no volver a salir nunca más de la cocina.
Dios nos quiso asesinar a todos con el Diluvio Universal, según el Antiguo Testamento (para quienes no sepan, el Antiguo Testamento fue el primer testamento que dictó Bachelet antes de conocer en profundidad a su hijo, tras lo cual escribió un nuevo testamento). Pero como Dios fracasó en su intento genocida, ahora debe estar pensando en aniquilarnos con lo opuesto, con La Sequía Universal. Se presume que el nuevo Noé será Elon Musk, y en esta oportunidad transportará a todos los animales no en un arca sino en otra nave, una espacial, y hacia Marte, donde, por desgracia, han hallado la misma cantidad de agua que había en el hígado de Bukowski. Sin embargo, un animal se salvará, y se lo conoce como el merluzo, ya que, con o sin sequía, vive con el agua hasta el cuello y siempre le llueve sobre mojado. No se puede esperar otra cosa de una economía socialista donde los precios se han ido a las nubes. La bencina ha subido tanto, que ayer la CAM quemó solo dos camiones.
A diferencia de nuestros sueldos, el futuro nos alcanza. Pero me distraigo pensando en una idea que le llevo a WOM, donde trabajo como publicista. Una imagen que sugiere a Boric de espaldas hablando por celu y sobreimprime “Presidentel: vivir siempre desconectado”.
Hasta la próxima.