Este lunes marcó el inicio del proceso de apelación para Nicolás Zepeda, quien enfrenta cargos por el asesinato y la desaparición de su exnovia japonesa, Narumi Kurosaki, en territorio francés.
“Rebato con todas mis fuerzas los hechos de los que se me acusa (…) Yo no maté a Narumi“, dijo después que el presidente del tribunal leyera el acta de acusación.
Ataviado con una camisa blanca de cuadros y una chaqueta negra, Zepeda, de 32 años, ingresó a la sala del Palacio de Justicia de Vesoul en la mañana de este día. Es importante recordar que sobre el chileno pesa una condena de 28 años de cárcel, por el asesinato con premeditación de Kurosaki, pero recurrió esta sentencia de primera instancia.
“Rechazo con todas mis fuerzas los hechos que se me imputan. Son acusaciones horribles formuladas contra mí, que se suman a la desaparición de Narumi”, expresó.
Después de afirmar que su exnovia sigue presente en su pensamiento, el acusado, en momentos con la mirada perdida, aguardó que este juicio los conduzca hacia la verdadera narrativa de lo sucedido, hacia una verdad tal vez indispensable para descubrir el paradero de Kurosaki.
El nuevo procedimiento, que se extenderá hasta el 22 de diciembre, coincide con el séptimo aniversario, el próximo martes, de la desaparición de la joven japonesa de 21 años en Besanzón, donde estaba cursando estudios de francés.
“Ha sido una verdadera pesadilla. Llevo a Narumi en mis pensamientos. Pienso en el enorme dolor de su familia”, manifestó.
Por su parte, la abogada Sylvie Galley, contó que vivir este proceso nuevamente es una “prueba muy dolorosa para la familia” de Narumi Kurosaki, que asisten el juicio “sin esperanza de ninguna revelación, confesión o verdad por parte de Nicolás Zepeda”.
Según reporte de France 24, en la noche del 4 al 5 de diciembre, los estudiantes de la residencia universitaria Rousseau de esta ciudad del macizo del Jura escucharon “gritos de terror” en la habitación 106, la que ocupaba Narumi Kurosaki.
“Parece que estén asesinando a alguien. Tengo miedo”, escribió una estudiante a una amiga en un mensaje a las 03H21 de la madrugada. Nadie volvió a ver a la joven japonesa, que conoció al acusado en 2014 en Japón.
Para la fiscalía, Zepeda, quien viajó por sorpresa a Besanzón y pasó la noche con Kurosaki, la asfixió o estranguló antes de arrojar su cuerpo al río Doubs, al no superar su ruptura unos dos meses antes.
Posteriormente, habría pirateado sus cuentas en redes sociales para hacer creer que seguía viva, mientras él ganaba tiempo para regresar a Chile, de donde fue extraditado a Francia en julio de 2020.
Pese a no haber cadáver, para la acusación, existe una “densidad” de pruebas corroborando que fue un crimen premeditado: testimonios, datos de telefonía, geolocalización del vehículo que alquiló, etc.