Producida por Olguín y Vía X Films, se trata de una entrañable y emocionante historia de amor protagonizada por los protagonistas de “Los Venegas“: Mónica Carrasco y Jorge Gajardo.
En tiempos desbordados por el nacimiento de la IA (Inteligencia Artificial), esta película de cámara nos ofrece un agudo estudio de la inteligencia emocional en dos seres humanos en su ocaso y completamente desconectados de los avances tecnológicos.
De la mente y creatividad del pionero Jorge Olguín (director de filmes disruptivos como “Sangre eterna”, “Caleuche: El llamado del mar” y “Gritos del bosque”) llega este emocionante drama sci-fi narrado desde una óptica realista. La cola de un cometa tocando la órbita de la Tierra genera problemas en las telecomunicaciones planetarias y caos sanitario y social.
En ese escenario, una pareja de ancianos olvidados por el sistema, José (Jorge Gajardo) y su mujer enferma llamada Blanca (Mónica Carrasco), intenta sobrevivir en medio de la crisis global con la ayuda de la joven migrante (la estrella peruana Cindy Díaz). “Análogos” de esta forma resulta una experiencia íntima, inteligente y sobre todo emotiva. Una reflexión y metáfora feroz sobre el ocaso de un mundo que se extingue en cámara lenta justo frente a nuestros ojos.
-“Análogos” es tu película más personal ¿Qué te motivó a hacer esta historia sobre la cuarta edad en Chile?
-Una noticia me impactó profundamente en febrero de 2019. Una noticia que revela un grave síntoma que se venía arrastrando en Chile. Una pareja de ancianos de clase media, cansados de ser una molestia y de depender de sus hijos y nietos, decidieron quitarse la vida. Su muerte me provocó una profunda reflexión sobre el gran cambio que estamos experimentando, la extinción de una sociedad y el inicio de una nueva donde prevalecerá la virtualidad. Un nuevo lenguaje donde no habrá cabida para un mundo análogo; de ahí la sugerencia del título de este largometraje. Pero el núcleo de la historia también proviene de los recuerdos que tengo de mis abuelos, donde fui testigo de su ocaso. Por eso decidí construir un relato dramático con elementos de la ciencia ficción para así enmarcar la tragedia de un matrimonio en sus últimos años de vida, pretendiendo mostrar una cruda realidad donde pareciera que el sistema no quiere hacerse cargo.
-¿Por qué decidiste trabajar con los actores Jorge Gajardo y Mónica Carrasco, más conocidos por sus roles televisivos en la sitcom chilena “Los Venegas”? ¿No fue un riesgo sacarlos del registro cómico hacia una zona más dramática?
-Mientras desarrollábamos mi largometraje “Caleuche” durante el año 2007, teníamos las oficinas de producción en Chilefilms, en el mismo lugar donde se producía y grababa todas las semanas la serie “Los Venegas”. Así tuve la oportunidad de ser testigo del trabajo de Mónica y Jorge en los pequeños sets de la serie y conocerlos. Ahí me di cuenta de que eran mucho más que grandes comediantes. Ellos son actores con una trayectoria enorme, no solo en la televisión donde eran más popularmente conocidos, sino también en las tablas y en una gran cantidad de películas nacionales. Así que nunca pensé que ofrecerles algo distinto sería un riesgo; todo lo contrario, vi en ellos una tremenda posibilidad de trabajar con actores experimentados. A pesar de su trayectoria, nunca los había visto interpretar, como lo hacían en la televisión, a una pareja. Eso me interesó mucho, sobre todo ellos siendo un matrimonio de actores en la vida real. Sin duda pensé que podían interpretar a una pareja pero en una situación trágica y dramática, en un tono muy diferente a lo que el público chileno estaba acostumbrado a verlos.
-Filmaste “Análogos” en pandemia y la película habla además de esa sensación de fin de mundo que tuvimos en la pandemia ¿Cómo fue tu proceso creativo para escribir este guion tan original?
-Siendo sincero, fue bastante fácil escribir el guion de “Análogos”. Si bien ya tenía la inquietud de volver a desarrollar una película de encierro y de trabajar con Mónica y Jorge, la pandemia me dio el escenario perfecto para construir un drama real pero con elementos de ciencia ficción. De hecho, todos estábamos viviendo eso. Parecía irreal y fantástico que un ser tan pequeño e invisible, el COVID, nos tenía a todos encerrados con miedo. La inspiración surgió simplemente de la realidad, por eso me demoré tan solo un mes en tener un guion para producir la película.
-Esta película cambia tu registro desde el terror hacia un drama más realista con toques de sci-fi… ¿A qué se debe este viraje?
-Parece un viraje para quienes no conocen toda mi filmografía; sin duda, el hecho de inaugurar un género como el terror y lo fantástico me encasilló de cierta manera. Pero en realidad, antes de mi debut en el largometraje con “Ángel Negro”, había realizado películas en formato de cortometrajes filmadas en 16mm durante mi paso por la Universidad. Esas “minipelículas” (“Un arma para Claudia”, “Un héroe llamado José” y “El reo Jesús”) fueron ganadoras de festivales nacionales e internacionales e incluso fueron exhibidas en la televisión abierta. Todas eran filmes íntimos de drama social, pero violentos, que mostraban la contingencia del momento. Por eso, para mí, “Análogos” es una continuidad de mi trabajo, de alguna forma retoma esa línea de los inicios de mi carrera.
-Eres un cineasta pionero en el terror y fantasía y sci-fi en Chile. ¿Cómo analizas la evolución del cine de género y qué piensas ahora se trate de una manifestación tan apetecida y valorada?
-No quiero parecer humilde o ingenuo, pero nunca tuve la conciencia de lo que significaba instalar un género dentro de una filmografía de un país o más bien de una región. El cine de género en español y latinoamericano era bastante escaso cuando estrené “Ángel Negro” y comenzó a internacionalizarse. Era un “freak”, un extraño en Chile y un paria en los festivales internacionales de género. Todos se preguntaban: ¿Qué hace un joven cineasta latino haciendo cine de género? Tengo amigos y colegas contemporáneos de otros países como el productor y cineasta argentino Hernán Moyano que me hicieron ver más tarde que mis primeras películas inspiraron a muchos en Latinoamérica a incursionar en el género del fantástico. Incluso Guillermo del Toro me lo hizo ver también en algún momento. Desde aquellos años hasta ahora, el crecimiento del cine del género latinoamericano ha sido exponencial; incluso ahora en Chile hay festivales dedicados exclusivamente al cine de género. Pero eso no quiere decir que esto sea fácil, aún hoy en día sigue siendo difícil para los latinos hacer cine dentro de una industria (si se puede llamar así) tan compleja como la del cine.
-“Análogos” es una película de cámara, solo hay tres actores, la pareja protagónica a la que se suma la estrella peruana Cindy Díaz ¿Cómo fue el trabajo con esta artista y cuál fue su aporte a este novedoso relato?
-Tuve la oportunidad de conocer el trabajo de Cindy Díaz en la premiada película peruana “Rosa Chumbe”, y nos encontramos cuando ella vino a presentar la película en el Festival de Cine de Valparaíso (DIVAS) en 2014, mientras yo estaba presentando “Gritos del Bosque”. Pasaron los años y cuando tuvimos que viajar con la productora Carol Campos para presentar “La Casa” en Lima, decidimos contactarla y ofrecerle inmediatamente el papel de una joven inmigrante del Perú que intenta ayudar a la pareja de ancianos en “Análogos”. Posteriormente, leyó el guion y por suerte le gustó mucho la historia y su personaje. Desde ahí, en plena pandemia, comenzamos a trabajar y ensayar con Cindy, Mónica y Jorge, pero de manera remota, conectados de manera online. Fue extraño, pero creo que eso ayudó mucho a la construcción de sus personajes y las escenas. Así que cuando llegó Cindy a grabar en Santiago, fue la primera vez que se vieron en persona con Mónica y Jorge. La verdad es que eso generó en mí una pequeña tensión, un suspenso… Pero fue química pura, de inmediato se conectaron muy bien en el set, y fue realmente grato trabajar con Cindy. Su trabajo actoral fue notable y aportó demasiado en la construcción dramática de los conflictos, dado que es una película íntima, donde muchas de las acciones tenían que ser internas, muy sutiles, y ella comprendió eso, logrando una interpretación maravillosa.
-Al igual que en tu previa película “La Casa”, en “Análogos” hay en gran medida una sola locación: esta vez el hogar de la pareja protagónica ¿Cuál es el desafío de rodar en uno solo set?
-Creo que la gran ventaja de trabajar en una película íntima, o como creo que la define mejor, “de encierro”, es que te obliga como director a trabajar codo a codo con los actores. Y eso es un lujo, sobre todo cuando se tienen actores tan experimentados y talentosos como los que tuvo esta película. Por eso también decidí operar la cámara yo mismo para dirigirlos más de cerca. Eso nos llevó, a Carol Campos y a mí, a recurrir a una tecnología de punta para trabajar con ellos. Con una cámara nueva, una cámara 4D que me permitía moverla e instalarla en cualquier parte del set sin prácticamente interrumpir su trabajo. De esta forma pudimos darles libertad y a nosotros mayor creatividad en tiempo récord. Gracias a eso, la película se grabó prácticamente en menos jornadas de las planificadas.