El Vaticano informó el pasado 14 de febrero que el papa Francisco fue ingresado de urgencia en el Hospital Gemelli de Roma debido a una bronquitis preocupante. Días después, la Santa Sede emitió un nuevo comunicado señalando que su estado de salud se había agravado, lo que generó inquietud en la comunidad católica y en el ámbito internacional.
El 17 de febrero, un informe médico confirmó que el pontífice, cuyo nombre es Jorge Mario Bergoglio, se enfrenta a un “cuadro clínico complejo”. Luego de realizarle diversos estudios, los especialistas diagnosticaron que la bronquitis evolucionó a una neumonía bilateral, acompañada de una infección polimicrobiana del tracto respiratorio, lo que implica la presencia simultánea de virus y bacterias.
La neumonía bilateral es una enfermedad que afecta ambos pulmones y puede provocar síntomas como fiebre, tos con flema, escalofríos y dificultad para respirar. De acuerdo con la Clínica Mayo, esta condición puede variar en gravedad, desde casos leves hasta situaciones potencialmente mortales, especialmente en pacientes con sistemas inmunológicos debilitados o mayores de 65 años.
El papa Francisco, debido a su edad y sus antecedentes médicos, se encuentra dentro del grupo de riesgo, por lo que su evolución es monitoreada con especial atención por los especialistas. Hasta el momento, el Vaticano no ha entregado detalles sobre posibles tratamientos o un eventual traslado, pero la comunidad católica sigue atenta a su estado de salud.